La correcta configuración de la abonadora es esencial para lograr un abonado eficiente, el objetivo es que tus cultivos reciban todos los nutrientes que necesitan. Existen 3 principios que pueden ayudarte en el proceso.
1. Evitar el encamado
El nitrógeno es uno de los principales impulsores del rendimiento de los cultivos, ya que ayuda a que éstos crezcan. Pero ten cuidado: el abonado irregular produce demasiado nitrógeno en algunas áreas y muy poco en otras. El exceso de nitrógeno crea tallos altos y delgados que son demasiado débiles para sostenerse; esto se conoce como encamado. Las plantas débiles son más difíciles de cosechar y provocan pérdidas de rendimiento, ya que no se pueden recoger todos los granos. La aplicación desigual de fertilizantes nitrogenados crea una madurez irregular. En definitiva, un problema innecesario y costoso que se debe evitar.
2. Niveles de proteína desiguales: las diferencias que no se pueden detectar
Las franjas en el campo y el alojamiento son dos problemas que genera el abonado incorrecto que son fácilmente detectables. Pero hay más efectos del abonado irregular en el campo y que no son tan evidentes hasta después de la cosecha. Uno que seguramente querrás evitar es la desigualdad entre niveles de proteína en el cultivo. Este nivel de proteína desequilibrado puede reducir el rendimiento medio en toda tu cosecha y situarla por debajo de las exigencias de calidad del mercado. Este es sin duda otro asunto que deseamos evitar a toda costa.
3. Residuos de fertilizantes
Desperdiciar fertilizante al colocarlo en el lugar equivocado en el momento equivocado no solo es costoso debido al desperdicio, también se corre el riesgo de perder rendimiento, una maduración desigual que afecta a la cosecha o la recolección y supone un riesgo de que el contenido de proteína sea desigual, el tiempo empleado en calibrar la abonadora y abonar correctamente podría ser el mejor invertido a lo largo de la actividad del agricultor.
¿Cuánto dinero te cuesta que tu abonadora no esté calibrada correctamente?
Según la simulación de Yara y las pruebas de campo, el rendimiento crece en torno a un 3.0% cuando se compara una covarianza del 10% con una covarianza del 34%. Axel Link, científico principal del centro de investigación Hanninghof de Yara, ha desarrollado un modelo que ilustra las posibles pérdidas por hectárea en los sitios que responden N y en los sitios que no responden.
"Lograr una distribución precisa de los fertilizantes puede significar un aumento de 20 a 100 euros por hectárea, como resultado de la mejora en el rendimiento del cultivo, y dependiendo de la capacidad de respuesta al nitrógeno de los sitios de campo", explica Miles Harriman, el Director Agronómico de Yara para Europa.
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