La aplicación foliar de manganeso, aplicado al menos dos veces durante la primavera, puede mejorar la coloración de las hojas reduciendo su caída y decoloración. La aspersión de manganeso durante el otoño es menos efectiva ya que el manganeso es relativamente inmóvil y no se mueve de las reservas a las hojas.
Los primeros síntomas que se muestran debidos a las deficiencia de manganeso consisten en puntos de color verde luminoso en los márgenes de la hoja y un moteado en el haz entre las nerviaciones. Normalmente las hojas que han madurado recientemente al comienzo del verano, son las primeras en mostrar síntomas.
Las zonas del haz entre las nerviaciones adquieren una coloración amarilla apareciendo también una coloración verde en las nerviaciones. Cuando se da una deficiencia severa, las hojas y las yemas presentan raquitismo aunque no es muy acentuado.
Una cantidad excesiva de manganeso –asociada a suelos con pH bajo y pobre drenaje- da lugar a la necrosis del tronco y de la corteza de las ramas.